Actualmente en España cuando se vende o se compra un inmueble, tanto el comprador como el vendedor tienen obligaciones ante la Agencia Tributaria. Ambos tendrán que asumir la responsabilidad de determinados gastos e impuestos; por suerte, existen algunos gastos que pueden ser deducibles en la declaración de la renta.
En primer lugar, la persona vendedora del inmueble deberá declarar y tributar la ganancia patrimonial que se obtenga tras la venta a Hacienda; este importe tributará en la base imponible del ahorro del IRPF. Casos como la existencia de pérdida patrimonial, reinversión de la ganancia obtenida, personas mayores de 65 años y/o personas en situación de dependencia quedarán exentos de este impuesto.
La plusvalía municipal o bien, el Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de la Naturaleza Urbana (IIVTU) correrá también a cargo del vendedor. Este impuesto dependerá del Ayuntamiento donde se localice el inmueble, ya que se rige por la Ley Reguladora de las Haciendas Locales.
Además de los impuestos anteriores, hay gastos que pueden ser deducibles en IRPF presentando sus respectivas facturas tales como los honorarios de Notaria, gestoría e Inmobiliaria. Sin olvidar, que todo inmueble debe ser inscrito en el Registro de la Propiedad inmediatamente después de la compra.
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